Conferencia de UniCo

Mesa redonda: «Tus palabras son tu imagen. La asesoría lingüística y la corrección como activos empresariales».

En el marco del I Foro Internacional Español (FIE2.0) que se celebró en Madrid (Ifema) del 23 al 26 de abril de 2015, UniCo (Unión de Correctores) participó con una mesa redonda formada por tres miembros de la asociación: Marina Ferrer, Concepción Polo y Amelia Padilla, filólogas y asesoras lingüísticas las tres.

La mesa se articuló en tres partes:
1) introducción teórica por parte de Amelia Padilla;
2) casos prácticos presentados por Marina Ferrer, y
3) conclusiones a cargo de Concepción Polo.

 

INTRODUCCIÓN

«Las palabras son tu imagen» es el lema que creamos para el 3.er Congreso Internacional de Correctores de Textos en Español, un congreso que quiso, a diferencia de los dos anteriores (Argentina y México), avanzar en el terreno profesional y situar la labor de los correctores-asesores más allá del ámbito editorial. Las editoriales, hoy en día, son el sector empresarial que más demanda nuestros servicios, y, aunque no desdeñamos en absoluto esa demanda, creemos necesario que se amplíe a otros campos, como el institucional y el empresarial en general, donde, tal vez por desconocimiento, o una cierta ignorancia de lo que los correctores podemos aportar, etc., no tenemos la presencia que nosotros creemos que deberíamos tener.

 

¿Qué podemos ofrecer los correctores-asesores?

¿Qué hace un profesional de estas características? ¿Qué es un asesor lingüístico? Pues bien, es ni más ni menos que un técnico de calidad, el que controla la calidad de los textos.
Es el primer lector del texto, pero no es un lector inocente, casual, sino que es un lector profesional, un lector implicado, objetivo… que se va a encargar de aportar a los textos calidad, la máxima excelencia en cuanto a calidad.

 

¿Cómo trabaja el corrector-asesor?

Trabaja a partir de objetivos, los que le señala el cliente (el emisor), ya sea este una institución pública, privada, una empresa, un particular, un escritor, etc.

 

Y trabaja tanto en formato papel como digital, pero siempre con la mirada puesta en el lector final, controlando:

  • la estructura del texto (las 7W —por el inglés Who, When, What…—, qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué, cuánto)
  • la adecuación del texto al mensaje que se quiere transmitir (según tono: informativo, divulgativo…)
  • el léxico: técnico, científico, literario…
  • la gramática (sintaxis), la ortografía, puntuación…

Y todo ese trabajo lo hace apoyándose en sus conocimientos, su formación académica, pero también buscando el apoyo que le dan y avalan los múltiples recursos y fuentes que tiene a su alcance, porque corregir, asesorar no es una actividad subjetiva que se mueva con criterios del tipo: «me parece a mí…», «creo que…», «a mí me gusta más este término que ese otro…».
Y esos recursos van desde diccionarios de todo tipo a corpus lingüísticos, pasando por ortografías, gramáticas, hasta libros de estilo, manuales de estilo, glosarios, catálogos de palabras, y un largo etcétera.

 

¿Por qué las empresas o instituciones deberían contar en sus estrategias empresariales con los correctores-asesores?

Creemos que las empresas e instituciones, dentro de sus estrategias de trabajo generales, deberían incorporar una estrategia lingüística que contemple la idoneidad de incorporar a un profesional que les asesore, porque:

  • la sensibilidad del público en general, respecto a los errores ortográficos, sintácticos, léxicos ha aumentado y va en aumento. Por ejemplo, Google anunció que penalizaría las páginas web con faltas de ortografía;
  • un texto con incorrecciones léxicas, gramaticales… resta credibilidad a quien lo emite; las empresas, instituciones… quedan en entredicho, lo cual supone un coste de imagen (imagen de marca empresarial, institucional o personal); y eso se traduce en un coste económico;
  • una escritura correcta, por el contrario, facilita el acto comunicativo. Y actos comunicativos, hoy en día, se generan muchos y muy variados y, lo que es también muy importante, desde muy diferentes canales de emisión que condicionan el tipo y el tratamiento del texto.

 

Conclusión

Todos estos factores son los que tiene en cuenta el corrector-asesor cuando decimos que controla la calidad de los textos, pues no es lo mismo escribir un informe empresarial, una memoria anual, un correo electrónico, un post para un blog, una carta o un tuit…
Cada texto y cada medio o canal, es decir, cada acto comunicativo requiere un análisis preciso y un correcto tratamiento, tareas estas que al asesor lingüístico no le son ajenas, sino todo lo contrario.

 

La corrección lingüística, parte del ecosistema de agentes económicos del español

Para definir el ecosistema de agentes económicos del español, no debemos prescindir de la corrección como activo y buena práctica empresarial.

En un mundo donde la imagen de la empresa está ligada al acto comunicativo, el cuidado del lenguaje ha de extrapolarse más allá de las editoriales. La generación de contenidos web o la participación en redes sociales es una condición sine qua non para ser competitivos. Generar contenidos de calidad posiciona a la empresa como referente en el mercado y atrae a los potenciales clientes a la marca; descuidar la corrección lingüística podría traducirse en pérdida de credibilidad, desprestigio o indiferencia ante un acto comunicativo fallido.

Pero la publicación de contenidos en Internet tiene además otro receptor objetivo: Google. Desde el posicionamiento SEO, sabemos que para ser visibles hay que redactar con corrección. No solo es importante utilizar las palabras clave para recuperar información, debemos tener en cuenta que Google castiga las faltas de ortografía y gramática.

Por otro lado, la atención a la corrección lingüística aumenta la calidad en los procesos realizados por las llamadas industrias de la lengua y, por ende, facilita el negocio que se pretende de ellos. El reto en el tratamiento del lenguaje natural es precisamente saber «traducir» lo que el internauta escribe, a menudo con faltas, por lo que pretende escribir, y eso implica la descripción de reglas y patrones lingüísticos supervisados por profesionales.

Filólogos, correctores y asesores lingüísticos, además de velar por nuestra imagen, ayudan a rentabilizar las tareas en el tratamiento de la información. Su participación en equipos multidisciplinares aporta un valor diferencial. La empresa española Daedalus, por ejemplo, ha logrado posicionar su herramienta de verificación textual www.mystilus.com como tecnología líder en la corrección automática gracias a esta interacción profesional. Stilus ayuda a optimizar el tiempo de trabajo en entornos profesionales de edición, traducción y corrección.

Pero… ¿qué tipo de clientes solicitan servicios de corrección? UniCo (Unión de Correctores) explica en su Libro blanco que, tras evaluar los resultados de encuestas realizadas a correctores y asesores, las editoriales siguen siendo su principal fuente de ingresos, aunque se aprecia un paulatino incremento de «clientes directos», es decir, escritores que autopublican, doctorandos que preparan la tesis, etc., algo que: «todo profesional que busque aumentar su cartera de clientes debe valorar». También resalta cómo la corrección de webs genera cada vez más empleo, mientras que otros sectores como las agencias de publicidad permanecen sin diferencias, quizá debido «al desconocimiento de lo beneficiosa que resultaría una relación entre ambos».

Si hablamos de consumidores de verificación automática, debemos destacar como gran cliente a los medios de comunicación. En cuanto a la contratación por parte de pymes, autónomos y particulares, encabezan la lista los escritores, estudiantes de español y traductores (según www.mystilus.com).

A la vista de estos datos, parece que entre las oportunidades de negocio para ambos tipos de servicio destaca la colaboración en entornos de autopublicación, control de calidad en traducción (preedición y posedición de traducción automática, desde el punto de vista tecnológico).

  • MejoraTradAuto-Stilus
  • MejoraTradAuto

Conclusión: aunque lentamente, se aprecia un crecimiento en el interés y reconocimiento social de los correctores y asesores.

En general, las oportunidades de negocio en el empresariado español responden a una realidad incierta sujeta a cambios económicos, avances tecnológicos y nuevos focos de interés. Pero, no importa el contexto, es evidente que en la sociedad de la información descuidar la corrección puede significar desprestigio, pérdida de valor o, incluso, la ruina de un negocio.