Los CICTE y el crecimiento personal

La opinión de Sofía Rodríguez

 

SOFÍA RODRÍGUEZ Correctora y expresidenta de Ascot Perú

SOFÍA RODRÍGUEZ
Correctora y expresidenta de Ascot Perú

Hoy que escribo esta columna regresó a su país la última persona que llegó a Lima para el 4CICTE, y me ha quedado un vacío en el alma. Luego de dos años de prepararlo todo, de reuniones con los compañeros de la Ascot, en persona y virtuales; ideas iban, ideas venían; ¿y ahora? Aparentemente, al enviar estas líneas a los editores de Deleátur, el 4CICTE terminó para mí, pero no es así. Ha sido muy hermoso ser parte de la organización, gratificante y agotador; pero no me referiré en este recuento a los detalles secundarios, sino a lo importante, a lo que son para mí estos congresos.

Tengo la suerte de haber estado en todos los CICTE. La primera vez en Buenos Aires, el 2011; un año después en Guadalajara; el 2014 en Madrid; hace unos días en Lima. ¿Qué me han dejado estos congresos? Creo que todo: he conocido otros países y muchas personas; he sentido orgullo cuando por el micrófono oía que me presentaban como representante del Perú; he sido testigo del surgimiento de otras asociaciones de correctores; he crecido profesionalmente; pero, por sobre todas las cosas, he conocido a personas increíbles, maravillosas, que ejercen su trabajo con seriedad, como debe ser; que se preparan, que estudian y se capacitan. Ese entusiasmo por elevar su nivel profesional me motiva, me contagia, si cabe la expresión. Por eso me gustan los CICTE, porque aprendo de cada ponencia y de cada persona.

 El 4CICTE me deja mucho por imitar; por ejemplo, a partir de hoy me identificaré más y mejor con el trabajo de los diagramadores, gracias a la propuesta de Elena Bazán y Alma Martínez, de México; estudiaré más el PDF por consejo de Ella Suárez, de Colombia; regresaré a la corrección gourmet, como propuso María Ester Capurro; y quién sabe si presente alguna propuesta de manual de estilo para Twitter a algún diario peruano, pues sé que contaré para ello con el modelo y el apoyo de Ricardo Tavares, de Venezuela. Por eso me gustan los CICTE, pues me inspiran a ser mejor profesional, y por la solidaridad.

Sofía Rodríguez 1

Cada dos años, los congresos de correctores son lugares de reencuentro con los amigos, los hermanos de Hispanoamérica con quienes comparto mi pasión. Esa es la parte emotiva. Esta foto, por ejemplo, refleja la hermandad. El sábado 19, después del almuerzo, los representantes de las asociaciones de Colombia, Ecuador, Argentina, Uruguay, España y Perú se reunieron para conversar sobre dónde sería el próximo encuentro, el 2018. A la salida los esperaba un árbol bicentenario que les prestó su sombra ese día hermoso. Los CICTE son eso para mí: unión, solidaridad, apoyo y crecimiento conjunto. En estos años, todos hemos crecido profesionalmente y como personas; pero también nuestras instituciones se han fortalecido, como la Ascot Perú, que está ad portas de recibir a su socio número 100. 

Este año nos llegó la buena noticia de una nueva asociación, PLECA de Argentina, y ojalá los colegas bolivianos que llegaron a Lima concreten la suya, como es su deseo. Este año nos tocó Reencontrarnos y, luego de tres días, despedirnos hasta dentro de veinticuatro meses; pero en nuestro caso las despedidas no son tristes, porque con un CICTE que cierra empieza el siguiente. Ya nos invitaron, abrazadas, Margarita Echeveste y Andrea Estrada, presidentas de AUCE y de PLECA, organizadoras del 5CICTE, a reencontrarnos nuevamente. En tanto, seguimos creciendo juntos.